sábado, 15 de septiembre de 2012

13.- RAÚL. Primera Etapa: Zaragoza-Barcelona (1º parte)

Antes de comenzar les recomiendo echar un vistazo a este documento que os enlazo, un intento por poner en  orden  los motivos de este viaje, así como las razones que le dieron origen y sus intenciones. Una vez entréis en el link tenéis que darle a la pestaña Download Publication:

Y ahora sí, aquí comienzo:  Zaragoza Barcelona.

Retrospectiva.

Hace ya 6 días empezó una ruta desconocida para mí. Ni mucho menos imaginaba los acontecimientos tan gratos que me iban a venir. Realmente me lo esperaba mucho peor, más agotamiento, más control mental, más desánimos… totalmente al revés. La bicicleta te permite cambiar horizontes cada 15 minutos o menos, nuevos paisajes, nuevos pueblos, nuevos lenguajes. Ese afán curioso no deja de estar presente a una velocidad (aprox.) de 20km/h.

Lunes 10. Zaragoza-Ontiñena. 105 km

Hice buen caso del consejo de mi padre al desviarme la carretera a Sariñena y salvar todo el trasiego de la NII. Miré sorprendido al llegar la tormenta que descargó ese lunes 10, y el accidente multitudinario en la carretera NII a la altura de Aljafarín. Mi hermano Javi me acompañó los primeros 35km hasta Lecineña, antes del puerto de Alcubierre (610m). Vino más que bien esa compañía tan especial para ir cogiendo ánimo. Los puertos no son lo mío, pues no me gusta ir en bici para sufrir. Habéis de saber que mi bici tiene una rodada fuerte y las subidas con peso son más subidas. Así que como no estoy en ninguna carrera, opté por subir tramos caminando. La primera anécdota vino cuando bajando el primer kilómetro de bajada cuando recordé que había dejado el casco en un quitamiedos al otro lado del puerto… contratiempos de los que te ríes, una vez pasados.

Me pareció interesante la portada de la Iglesia de Sariñena con unas columnas pétreas que impresionaban. La Casa consistorial de Sena con su Lonja porticada y demás edificios restaurados. La cantidad de tipologías de vehículos que vi circular a mi lado. Desde intrépidas motocicletas, hasta pesadas cosechadoras dirigidas por un vehículo auxiliar:  "allí los medianos y más chicos, y los llegados son iguales."


El día se iba alargando, y aún tenía tiempo, pero sé que debía parar. Llevaba 105 km. Pregunté a un señor que comprobaba los tomates de su huerto en unas tierras hace unos días anegadas. Sin apenas esperarlo, me ofreció ducha, cena y cama. Es cuando comprendí que esta marcha me iba a deparar cosas interesantes, inesperadas. Acepté y su vez conocí la historia de este hombre, Alfredo Nasarre. Se portó como nos os podéis imaginar. Le deseo todo el bien para él y su mujer. Dormir en un colchón gigante no tenía precio. Pensé que ya tendré días para dormir al raso de los monegros.



Martes 11. Ontiñena-Mollerusa 85km

Cruzar fronteras en algo sorprendente. Recuerdo cuando estando en Freiburg (Alemania), crucé andando el valle del Rhin, y en tan sólo unos kilómetros cualquier aparición escrita, hablado había cambiado, hasta el nombre del mismo río: Rin/Rhin. Algo evidente, sí, pero asombra tanto cambio en tan poco espacio. En este caso no era tanto cruzar fronteras porque pienso que no las hay, pero sí ver como el catalán 8o el aragonés oriental como algunos lo quieres llamar) va apareciéndose en el lenguaje de la gente, y llega a fortalecerse en Fraga.  Salí a las 7.30 de la mañana, y un amanecer rosado despertó mi ánimo. Siempre pienso que es una lástima no despertarnos antes para ver el espectáculo de luz y color que ocurre cada mañana, pero reconozco que es difícil desprenderse del bienestar que produce un buen sueño. Por suerte pude contemplarlo aquel día, con las particularidad de que en un terreno tan llano cualquier elevación de unos metros se convierte en una línea de horizonte. Así que rodando, tenía a mi izquierda un paisaje con no menos de 6 horizontes, y a mi derecha, "castillos" de arena vigilantes, contorneados a la luz amarillenta del sol.






 De camí a Lleida, em vaig trobar amb l'Albert, un home molt gentil i assosegat, amb el qual vaig compartir converses i un camí assolellat. Agraeixo el seu recolzament i ànims. Em va encantar Lleida, primer perquè hi había moltíssim ambient, doncs sense jo adonar-me estàvem a "la diada", 11 de setembre, dia nacional de Catalunya. Manifestacions, discursos, música, i gent, sobretot gent al carrer. M'agrada veure el sentiment de poble/nació reflectit al crit de llengua, història i futur. Jo també crec en l'autodeterminació de un poble i en las indiscutibles llibertats de tria i expressió.


Había recorrido 60 km y eran apenas  las 13:00. Esa Mañana disfruté de comerme las distancias, aunque una pequeña molestia me hacía temer lo peor. Tendinitis rotuliana. No dolía, pero estaba ahí, y sabía que se podía ir agravando conforme continuaba el camino, llegando a arruinar todo el proyecto. Me desanimé. Fue en ese preciso momento donde decidí cambiar el ritmo de mi viaje. Iría despacio, tranquilo, gastando todas las horas del día. Sin prisas, aunque quizás ya era demasiado tarde.  Las buenas noticias llegaron más tarde, con la llamada de Sandra, compañera insustituible de mi vida, que me daba la sorpresa de que iba a acompañarme esa noche y el día siguiente. Puesto que mis ganas de verla eran máximas, mi animo volvió a restablecerse. Ayudaron sus cuidados a mi rodilla, así que desde aquí agradezco enormemente su presencia. Un campo de trigo y una tienda de campaña fueron suficiente para pasar la noche. Una cena preparada con cariño me dejó más que satisfecho y preparado para dar por terminado aquella jornada.

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