2.- A 7 días vista.

Intranquilidad. 

O quizás debiera llamarlo "miedo". Me cuesta conciliar el sueño a las 3 de la mañana, algo reseñable cuando peco de lo contrario, un acercamiento a una narcolepsia controlada. Lo que hace poco más de 6 semanas afloró de manera espontánea como un plan ingenuo de liberación tras el supuesto aprobado de mi PFC (proyecto final de carrera) se ha convertido en una auténtica Odisea, un viaje sin retorno donde ponerse a prueba con el fin de buscar mi independencia, mi sitio en Delft/Amsterdam. Mis peores temores: el idioma y la situación económica de mi entorno cercano.

Una apuesta que sabes, sin saber porqué,  saldrá bien. Es precisamente ese optimismo el que me impulsa a llevar a cabo este proyecto. Sé que saldrá bien. Tengo valor y capacidad para ello. Tenemos valor para eso y mucho más. Me siento a día de hoy, a una distancia de 7 días, con cierta inseguridad. Una extraña sensación en la boca del estómago, comparable a ese sentimiento que nace antes de hablar en público, antes de hacer tu prueba de acceso, antes de conocer el aprobado de tu proyecto, antes de levantar la voz en una declaración. Ansias de espera. Halo de incertidumbre.

Suenan disparos en la noche de Teroleja. El frío hiela el dormitorio. A una semana de la marcha me encuentro aquí, en mi guarida, mi refugio. Allí donde me siento dueño del paisaje y de sus silencios. Allí donde me siento dueño de mis recuerdos. Vuelvo aquí para coger aire, exhalarlo... y avanzar. 

Quedan muchas cosas por hacer: complicado es despedirme de aquellas personas en estima y no saber cómo hacerlo. Por otro lado queda el consuelo de encontrar en el camino otras nuevas. Recoger el recuerdo de Zaragoza y Barcelona y llevarlo conmigo. Sé que José Manuel Torcal me espera allí. Pongo toda mi confianza en él, y a cambio de esta confianza le daré un poco de mí, todo lo que sé.